PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y COOPERACIÓN

Por su propia definición, el sistema democrático requiere de la presencia continua y de la participación activa de la sociedad en los asuntos públicos.

No obstante, la realidad ha demostrado que actualmente en la Comunidad de Madrid la participación ciudadana no es efectiva ni es real pues los propios organismos por los que técnicamente ésta se desarrolla, se encuentran plenamente politizados, instrumentándose como un brazo más de determinadas organizaciones políticas, vaciándose, por tanto, de efectividad y perdiendo su razón de ser, al responder exclusivamente a intereses políticos y no sociales, siendo utilizada como un sistema clientelar.

En consecuencia, resulta fundamental que las administraciones públicas establezcan un marco legal de total transparencia y prevean sistemas por los que se atiendan adecuadamente las iniciativas ciudadanas, por cuanto son los propios vecinos quienes tienen mayor facilidad para detectar los problemas de su propio barrio o municipio e inclusión quienes pueden ofrecer las soluciones más efectivas, al ser los primeros afectados por estas decisiones.

La participación ciudadana debe articularse de forma que permita a los vecinos interesados expresar sus inquietudes, ideas e intereses sobre los asuntos relacionados con el distrito o municipio, permitiendo a los ciudadanos participar en la toma de decisiones y en las soluciones.

No decimos que no deba haber subvenciones, pero estas, como siempre se ha entendido, deben ser finalistas. No puede haber convenios ni otorgar la representatividad vecinal a nadie en exclusiva. Eso desvirtúa totalmente el significado de la participación ciudadana.

Los cauces de participación política están bien definidos en nuestro ordenamiento jurídico. La participación ciudadana puede y debe usarse para otras actividades de tipo social y que ayude a la solución de los problemas. No a actuar de un modo chantajista.