TRANSPARENCIA Y ANTICORRUPCIÓN

Consecuencia de la nefasta gestión y de los hechos absolutamente bochornosos a los que hemos asistido en los últimos años -entre los que destaca la corrupción, la toma de decisiones en provecho propio y el despilfarro descarado del dinero público- tanto el sistema político como los políticos de nuestro país se encuentran en una situación de absoluto descrédito, lo que obliga a la adopción medidas con las que revertir esta lamentable situación.

Estas medidas pasan necesariamente por una profunda reforma de la estructura política de la Comunidad que parta de la reducción del gasto político mediante la eliminación de los cargos y organismos duplicados, de los que tienen un marcado tinte ideológico o de los que por cualquier otra razón resultan inútiles para los ciudadanos y por tanto son plenamente prescindibles.

Asimismo, resulta del todo inconcebible que un complejo sistema de subvenciones provenientes de las distintas administraciones sea la fuente de financiación de organizaciones de proselitismo ideológico que en nada mejoran la vida de los ciudadanos y cuya única función es el mantenimiento de la “industria política”.

En un momento especialmente crítico como el que padecemos a día de hoy, en el que la pandemia ha dejado sin recursos a miles de madrileños y ha incrementado exponencialmente las necesidades en materia de salud, apoyo a los trabajadores, autónomos y empresas, entre otras muchas, los fondos públicos deben estar destinados exclusivamente a cubrir las necesidades de los vecinos y a mantener y/o mejorar su calidad de vida.

Los ciudadanos deben tener a su disposición una batería de medidas de control de la gestión de los recursos públicos de forma que queden protegidos frente a cualquier arbitrariedad o abuso por parte de los poderes públicos.

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